En según qué casos en alguna ocasión seguro que le han recetado a tu gato comprimidos o pastillas para tratar algún problema y no has encontrado la manera de administrárselos adecuadamente.
Nuestros felinos son muy inteligentes y muy desconfiados. Si notan algún olor o sabor extraño en su comedero son capaces de ayunar durante días sin acercarse para nada. Tienen una gran capacidad para detectar olores y una elevada sensibilidad al sabor amargo, evitan ingerir sustancias tóxicas de gusto amargo y también la gran mayoría de los medicamentos.
Los fármacos especiales para gatos han ido adaptándose para ser más atractivos para nuestros felinos con aromas a pollo, pescado o levadura de cerveza que ayudan a engañar a los más rebeldes. Se suelen presentar en pequeñas dosis con un principio activo muy concentrado de modo que el número de comprimidos es menor en cada toma y son más eficaces durante más tiempo de manera que se reduce la toma en el día. Muchos de los comprimidos tienen incluso la misma forma y color que las croquetas para que sean lo más familiares posibles para nuestro gato.
Hay diferentes formas de administrar fármacos a tu gato, una de ellas es la toma forzada que puede ser bastante sencilla si el medicamente es líquido (con una pipeta especial) también se puede diluir el comprimido o el contenido de la cápsula en agua o leche para gatos y administrarlo con una jeringuilla. Levanta la cabeza de tu gato suavemente y coloca el extremo de la jeringa en un lado de la boca (en la comisura de sus labios) y lentamente empuja el émbolo, intenta hacer pausas para permitir que pueda tragar correctamente, una vez termines acaricia a tu gato suavemente y recompénsalo con un snack.
Otra manera es engañar al gato con la comida escondiendo el contenido de la píldora o el comprimido completo triturado en alimentos apetecibles para él como la caballa, atún o sardinas. Espolvorea por encima unos copos de levadura de cerveza que enmascara el olor del medicamento y restaura la flora intestinal si es antibiótico lo que le estás administrando. La mantequilla, la crema de queso y la leche concentrada azucarada (no administrar nunca a un gato diabético) o una aceituna sin hueso pueden ofrecer también muy buenos resultados.
Si en cualquier caso es realmente difícil administrar a tu gato el medicamento, pide a tu veterinario que te prescriba preferentemente medicamentos sabrosos elaborados especialmente para gatos.