¿Es posible querer a mi perro más que mi marido?

Muchas mujeres se han hecho a ellas mismas esta pregunta alguna vez a lo largo de su vida. Es mucho más frecuente de lo que parece y las razones son bastante claras. Nuestra mascota siempre nos aporta cosas positivas en nuestra vida como cariño, complicidad, diversión, risas y mucha compenetración mientras que con nuestra pareja tenemos todas estas junto con pequeñas diferencias, discusiones o desavenencias de algún tipo, algo totalmente normal.

Los perros son felices simplemente con que los acariciemos, juguemos con ellos y su pelota favorita o simplemente con que los alimentemos, su respuesta viene acompañada de saltos, ladridos y besos incondicionales, todo esto nos proporciona mucha satisfacción y alegría. Suele acontecerse cada día con lo que el amor por nuestro perro cada día se va reforzando hasta ser algo imprescindible en nuestra vida.

Nuestros perros siempre nos acompañan tanto en los buenos como en los malos momentos y permanecen junto a nosotros durante largas horas simplemente acostados junto a nosotros sin más. Todo esto conjuntamente con el constante cariño que nos demandan y los cuidados diarios necesarios hacen que nuestro lazo con ellos sea incluso maternal. Es importante puntualizar que de alguna manera los perros despiertan el instinto maternal de la mujer ya que necesitan de nosotros durante toda su vida y esto hace aflorar sentimientos y lazos muy fuertes con la mujer.

A nuestro marido lo queremos y lo amamos pero en muchas ocasiones tenemos desavenencias producidas por la convivencia como por ejemplo tener que repetir en muchas ocasiones que baje la voz de la televisión cuando está viendo el futbol, que recoja la ropa del suelo en el baño cuando acaba de ducharse o simplemente que nos dé un beso cuando viene o se va de casa sin tener que pedírselo.

Todas estas cosas nos llevan a la conclusión que las acciones recibidas por parte de nuestro perro son más gratificantes y positivas mientras que por parte de nuestra pareja las hay pero puede que haya un pero….

Debemos ser conscientes de que podemos amar a muchas personas, animales y no debemos sentirnos culpables por pensar que unos sentimientos son mucho más fuertes que otros ya que el ser humano es capaz de amar a todos los niveles.

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2 comentarios

  1. Yo amo más a mis perros porque ninguna de mis parejas han demostrado con un solo gesto estar a su altura.

  2. Hola, me presento, soy Pablo y estoy de acuerdo con el artículo.

    Considero que nuestro cerebro por medio de segregaciones determina relaciones afectivas por igual con personas y animales.

    Amo a los perros, deberían ser considerados miembros en cada una de las familias en las que se hallan. El Departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad de Azabu en Japón, afirma que el cerebro no define el tipo de oxitocina (hormona del amor, la cual aparece cuando hay una relación social afectiva) liberada por cada quien, así que, al tener un perro el cerebro libera oxitocina de manera involuntaria. Según científicos japoneses, no hay diferencia entre la oxitocina liberada por los hijos que la que se libera por los sabuesos.

    Estoy encantado de participar en los comentarios. Un abrazo.
    Un amante de los perros.

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